Nuevos tiempos, valores de siempre
EL ESPÍRITU DE LOS MEJORES UTILITARIOS VUELVE CON EL NUEVO 208, MÁS SEDUCTOR, EFICIENTE Y DIVERTIDO QUE NUNCA
He de confesar que me ha encantado este Peugeot 208. Durante un intenso y lluvioso fin de semana he disfrutado, a pesar de las nefastas condiciones meteorológicas, de un automóvil que me ha convencido por completo. Los motivos son básicamente dos: el primero, que me hago mayor –ya veo cercano el muro de los 50– y comienzo a apreciar más si cabe e valor de las cosas en esencia, sin tapujos, florituras ni zarandajas; y el segundo, que me ha cautivado
su diseño.
Reconozco que hacía tiempo que no pasaba unos minutos mirando detenidamente un coche por fuera ni que, después de desconectar el motor, repasaba visualmente el interior de su habitáculo. Es algo parecido a cuando tienes 17 años y, por razones que nunca llegarás a entender, una chica preciosa se fija en ti, te sonríe y al final acaba aceptando salir contigo. Así que cada domingo, cuando la acompañas a casa a eso de las diez de la noche, te despides y comienzas tu camino de regreso a casa, no puedes evitar volver la vista atrás y contemplarla de nuevo mientras exclamas un ¡jod… qué bonita es!
Así que lo reconozco, como le pasó a Guardiola con el juego de Alexis,el diseño del 208 “me ha robado el corazón”.
Y, claro, cuando algo le entra a uno por los ojos, el resto se ve con más indulgencia y comprensión.
Admitiendo de entrada que es un utilitario de contenido tamaño (3,965 metros de largura, 1,739 de anchura, 1,460 de altura y 2,530 de distancia entre ejes, con 285 litros de capacidad para un brillante maletero con el lujo añadido de incorporar rueda de repuesto de tamaño estándar), no cabe pedirle un espacio interior como para tirar cohetes.
Eso sí, por dentro está muy bien aprovechado, y de ello da fe el hecho de que un servidor (1,83 metros de altura) encuentra acomodo en las plazas delanteras y traseras sin problemas.
De su preciosa carrocería sólo cabría criticar la delicada visión posterior, con un montante trasero bastante ancho, la antena a rosca, la ausencia de espejo retrovisor exterior panorámico, el tapón de combustible con cierre a llave, la falta de tecla de off en el climatizador (opcional, ya que de serie lleva aire acondicionado) y la de asideros en el techo.
Todos estos puntos mejorables son muy fáciles de resolver, a excepción del relativo al montante posterior, y realmente no enturbian la excelente impresión general causada por el 208, aunque están ahí para solventarlos.
Su precio: 16.100 euros, no es bajo, pero tampoco desproporcionado.
EN MARCHA Una vez nos colocamos a los mandos de este coqueto utilitario, lo primero que nos llama la atención es su minúsculo y acertado volante, que incluye el control del equipo de sonido y teléfono, además de facilitarnos la conducción notablemente y dejarnos apreciar el exquisito diseño del salpicadero con su llamativa pantalla táctil y un delicioso y completo cuadro de mandos, amén de la consola central y la zona destinada al copiloto.
Provisto de una eficaz climatización, con salidas bien orientadas para garantizar la temperatura adecuada y eliminar el vaho de los cristales –sigue sin parar de llover–, pongo en marcha el motor, un diésel 1.6 e-HDi con sistema de parada y arranque automático en las detenciones y que anuncia 1.560 centímetros cúbicos, 92 CV a 4.000 rpm, 230 Nm a 1.750 vueltas, 185 km/h de velocidad punta, cambio manual de cinco marchas, tracción delantera, consumos a los 100 kilómetros de 4,5 litros en ciudad, 3,4 en carretera y 3,8 de promedio y emisiones medias de 98 gramos de CO2 por kilómetro.
Esta mecánica se complementa con un bastidor que incorpora suspensiones delanteras McPherson y traseras con eje torsional, un peso en vacío de 1.150 kilogramos, un coeficiente de penetración aerodinámica, Cx, de 0,29, sumado todo ello a sus cuatro frenos de disco y a una completísima dotación en seguridad activa y pasiva que incluye ESP, ASR, control de estabilidad y asistente de frenadas de emergencia, además de airbags frontales, laterales y de cortina.
Peugeot, bien conocedor de las demandas de sus potenciales compradores, ha jugado acertadamente sus cartas.
Sin concebir un utilitario deportivo, sí que ha logrado aportar el suficiente dinamismo en su respuesta como para contentar a los más alegres al volante, al tiempo que exhibe un confort de marcha muy notable.
La comodidad y el silencio de funcionamiento son dos virtudes claramente apreciables en el 208.
La única crítica posible en este apartado alude a la escasa sujeción lateral de los asientos delanteros, con un mullido muy blandito para contrarrestar las inercias en curva de los usuarios más pesados
. Por lo demás, es una delicia, ya sea en ciudad, carretera o autopista.
La respuesta dinámica, como hemos apuntado, se sitúa a buen nivel, siempre teniendo cuenta el carácter del motor, un brillante diésel que responde en todo momento con una solvencia, rotundidad y finura muy destacables.
Lástima que Peugeot –y esto es un mal generalizado en las marcas actualmente– haya incorporado unos desarrollos de caja de cambios tan largos
. Si no queremos pasarnos de los reglamentarios 50 km/h en ciudad, debemos rodar en tercera a 1.750 rpm, porque la cuarta, a 1.200 vueltas, carece de respuesta.
Este excelente motor, con una caja menos desmultiplicada, podría moverse a 50 km/h de marcador por ciudad en cuarta a 1.500 rpm, que es cuando comienza a empujar.
Han matado la alegría del propulsor con una transmisión tan larga, baste el ejemplo de que en quinta a 2.000 vueltas indica unos 102 km/h y en autopista a 2.500 vueltas ya va a126 km/h. Y es una pena, porque este e-HDi empuja con ganas, tiene buenos bajos –permite cambiar a 2.000 giros y salir con brío–, consistentes medios y estira hasta las 4.750 vueltas del inicio de la zona roja, además de presentar una moderada sonoridad a bajo y medio régimen. Francamente logrado.
Por último, el equipamiento, como la calidad de los acabados, se resuelve de forma satisfactoria. Detalles como el regulador-limitador de la velocidad, la activación automática de las luces o el limpiaparabrisas, el asistente para arrancadas en cuesta o las luces de día, amén de todo lo apuntado anteriormente, terminan por convencernos plenamente a los mandos de este pequeño 208 que recupera la esencia de los mejores utilitarios de Peugeot, que es casi como decir de los mejores utilitarios del mercado.